Ius sanguinis

El término ius sanguinis, que en latín significa «derecho de sangre», es un principio jurídico fundamental en la determinación de la nacionalidad de una persona. Bajo este criterio, la nacionalidad es adquirida directamente a través de la filiación, es decir, por ser hijo o hija de ciudadanos con una nacionalidad específica, independientemente del lugar de nacimiento.

En el contexto de España, el ius sanguinis es el criterio predominante frente a otros principios como el ius soli (derecho del suelo). A través del Código Civil español, específicamente en el artículo 17.1, se establece que los hijos de padres españoles adquieren automáticamente la nacionalidad española. Este mecanismo tiene importantes implicaciones legales y prácticas, y es relevante en particular para familias que residen en el extranjero o para personas interesadas en entender cómo se regula la nacionalidad desde una perspectiva jurídica.

  • Derecho de Nacionalidad: El ius sanguinis establece la nacionalidad basada en el vínculo de sangre, es decir, descendencia de padres que ostentan dicha nacionalidad.
  • Independencia del Lugar de Nacimiento: No importa dónde nazca el individuo, su ciudadanía dependerá del origen de los progenitores.
  • Transferencia Generacional: Este principio permite transmitir la ciudadanía a los descendientes, incluso en generaciones nacidas fuera del territorio nacional.
  • Aplicación en Legislaciones Internacionales: Muchas naciones, especialmente en Europa, emplean el ius sanguinis como base principal para otorgar la nacionalidad.
  • Complemento al Ius Soli: Puede coexistir con el ius soli (nacionalidad por territorio), aunque en algunos países uno de los principios predomina.
  • Facilita la Identidad Cultural: Este principio fomenta el arraigo y la continuidad de la identidad nacional a través de linajes familiares.

El ius sanguinis como criterio de adquisición de nacionalidad

Bajo el principio del ius sanguinis, una persona hereda la nacionalidad de uno o ambos progenitores independientemente del lugar de su nacimiento. Este principio está diseñado para garantizar la continuidad de los derechos y obligaciones que derivan de pertenecer a una determinada nación, especialmente en aquellos casos en los que las circunstancias de nacimiento ocurran fuera del territorio del Estado en cuestión.

En España, este principio tiene históricamente una aplicación preferencial y está contemplado en el Código Civil. Según el artículo 17.1.a, «son españoles de origen los nacidos de padre o madre españoles”. Esto establece una regla clara que otorga automáticamente la nacionalidad española a los descendientes de ciudadanos españoles.

¿Cómo regula el Código Civil español el ius sanguinis?

El Código Civil español, en su artículo 17.1, define las circunstancias bajo las cuales se adquiere la nacionalidad española por origen. Además del caso general mencionado anteriormente, el Código Civil también regula situaciones más específicas:

  • Hijos de padres españoles nacidos fuera del matrimonio: Para que se aplique el principio de ius sanguinis, en este caso, es necesario que la filiación esté debidamente reconocida.
  • Adopciones: La legislación española reconoce que, en el caso de adopciones realizadas por padres españoles, el menor adoptado adquiere la nacionalidad española automáticamente. Sin embargo, si el adoptado es mayor de 18 años, se le otorga un derecho de opción durante un plazo de dos años.

¿Qué ocurre si la filiación no está reconocida inicialmente?

Un caso particular que plantea la normativa es el de la determinación tardía de la filiación. Según el artículo 17.2 del Código Civil, si la filiación o nacimiento en España se determina tras los 18 años, el individuo tiene un plazo de dos años para optar a la nacionalidad española. Esta disposición está destinada a cubrir circunstancias donde, bien por disputas legales o falta de registros iniciales, la filiación no haya quedado debidamente acreditada desde el nacimiento.

Aplicación del ius sanguinis frente al ius soli

Si bien el ius sanguinis es el criterio principal en España, el ius soli también encuentra aplicación en determinados casos excepcionales. Por ejemplo, la legislación española contempla que los nacidos en territorio español cuya filiación no pueda determinarse o cuyos padres carezcan de nacionalidad, podrán ser considerados españoles de origen bajo ciertos requisitos.

En estos casos, se prioriza garantizar que ninguna persona quede en situación de apatridia, de conformidad con las normativas internacionales y el compromiso de España con tratados de derechos humanos.

Derechos y deberes adquiridos bajo el ius sanguinis

Obtener la nacionalidad española mediante el ius sanguinis implica mucho más que obtener un nuevo reconocimiento legal. Junto con la nacionalidad, se adquieren múltiples derechos y obligaciones. Entre los derechos más destacados se encuentran:

  • El acceso a la educación y sanidad públicas en España.
  • El derecho a participar en la vida política mediante el sufragio activo y pasivo.
  • La posibilidad de obtener un pasaporte español.
  • El acceso a la protección diplomática en el extranjero.

En cuanto a las obligaciones, todo ciudadano español debe respetar las leyes nacionales, contribuir al sostenimiento del Estado mediante el pago de impuestos y, en su caso, cumplir con las obligaciones militares según la normativa vigente.

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Nacionalidad y adopción bajo el principio del ius sanguinis

Cuando se trata de menores adoptados por ciudadanos españoles, el ius sanguinis también es aplicable, reconociendo automáticamente la nacionalidad española. Es importante señalar que este proceso es automático solo para menores de 18 años; en el caso de mayores de edad adoptados, es necesario que ejerzan su derecho de opción dentro del plazo de dos años desde la adopción.

Este derecho permite que el ciudadano adoptado pueda adquirir la nacionalidad española de origen, pero sin carácter retroactivo. Es decir, los derechos derivados de la nacionalidad comenzarán a contar desde el momento en que se hace efectiva esta opción.

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